jueves, 8 de agosto de 2019

Cuando vi un O.V.N.I.

Nota: Todo lo aquí escrito ocurrió tal y como se describe. 


Hay sucesos que nos pasan en la vida y que guardamos en lo más profundo de nuestro ser porque son demasiado dolorosos de recordar, vergonzosos en algunos casos, o muy surrealistas en otros.

En mi caso, tengo un recuerdo del que por fin me animo a hablar en público. No es un recuerdo vergonzoso, ni doloroso, mas bien se diría que es surrealista. En mi memoria quedó plasmado como el día en que conocí el verdadero terror, el temblor incontrolable de mi cuerpo ante lo desconocido. El día en que me dolió el pecho por los latidos violentos de mi corazón, en que pensé que mi vida había llegado a su fin. El día en que vi un OVNI.

Fue a inicios del año 2000, tal vez a finales de febrero (en cuestión de la fecha mi madre y yo no nos ponemos de acuerdo) En esa época vivía en la casa de mi abuela materna en el costero distrito limeño de Miraflores. La pequeña casita atrás de la calle Berlín tenía un patio interior que comunicaba todo los ambientes de la casa: Sala, cocina, baño... y mi dormitorio. 

Debo hacer la aclaración de que si bien siempre tuve una genuina fascinación por lo sobrenatural, lo misterioso y paranormal, he sido la más dura de las escépticas al momento de ver o sentir cosas que a priori podrían parecer fantásticas. Ni qué decir de lo que otros cuentan sobre sus propias experiencias. Diría que me obligo a mí misma a ser racional y parte de mi fascinación por determinados hechos inexplicables se debe a que son justamente eso: inexplicables. Y yo necesito darle una explicación a todo.

Debo confesar además que si no tuviera un testigo de los hechos que corrobore mi relato, no me animaría ni siquiera a insinuar que alguna vez vi lo que vi. Y este testigo fue mi madre, militante del escepticismo más rancio y enemiga de la ciencia ficción. Al menos hasta ese día.

Tenía yo 17 años. Trabajaba en una cadena de comida rápida y a pesar de ser verano me acostaba temprano porque debía ir al otro lado de la ciudad a primera hora a abrir el local. Mi dormitorio en aquella casa fue construido posteriormente que el resto del inmueble, robandole espacio al patio interior que en otra época había sido un jardín muy frondoso. Por este motivo era yo la más expuesta de toda la familia a cualquier fenómeno que ocurriera al aire libre. 

Estaba en fase de sueño profundo y me costó mucho despertarme. Recuerdo a mi madre dentro de mi habitación a oscuras sacudiéndome mientras me decía en un grito susurrado "¡Ro! ¡Ro!" "¡Despiértate por favor!". Cuando desperté del todo me asusté, algo muy grave debía ocurrir para que me despertara mi madre a esa hora ¿Las 2 am? ¿Las 4am? No sabía qué hora era ni qué ocurría. "¿Qué pasa?" le pregunté -siempre susurrando-, tratando de pensar rápido qué tipo de peligro podíamos estar enfrentando para que mi madre me hablara tan asustada pero tan bajo. De pronto pronunció las palabras más aterradoras que me han dicho jamás: "Necesito que veas lo que hay en el cielo y me digas lo que es". Mi sangre se congeló. Por mi mente pasaron en un segundo miles de posibilidades de lo que podría haber en el cielo en ese momento. ¿Un meteorito? ¿la Segunda Venida? ¿Un avión en llamas? ¿Un OVNI?. 

Salí de la cama en un salto. Antes de cruzar la puerta hacia el patio noté algo que había estado ahí todo el tiempo y en lo que no había reparado: Un zumbido en mis oídos. Hasta el día de hoy mi madre y yo no logramos describir la clase de ruido que se metió en nuestras cabezas. Por mucho tiempo lo describí como el ruido de un motor eléctrico, pero era algo más que eso. Era como una vibración eléctrica, como si te estuvieran haciendo una resonancia magnética desde el interior del cerebro y la energía saliera por los oídos. 

Minutos antes mi madre había estado en su habitación -durmiendo- cuando sintió ese mismo ruido. En una época donde no eran usuales los cargadores de teléfonos móviles o de tablets, ella pensó que el ruido lo hacía el televisor viejo que tenía frente a su cama. El sonido era energía pura, como un transformador eléctrico sobrecargado. Me contó que en medio de la oscuridad total de su habitación tanteó el televisor hasta llegar al cable del enchufe y lo arrancó del tomacorriente, pensando así evitar algún inminente cortocircuito. Pero el ruido continuaba en sus oídos. De pronto entendió que lo que fuera que sonaba estaba encima del techo, o así lo percibía. Fue así como atravesó la casa a oscuras intentando encontrar el origen de esa "sobrecarga". Al seguir el ruido salió al patio y miró al cielo. Un enorme objeto con forma de frejol, proyectando un blanco enceguecedor y resplandeciente, se encontraba posado a unos 15 metros de altura sobre su cabeza.

Boceto de la escena aquella noche
Y eso fue lo que vi al salir de mi dormitorio: algo, alguien, estaba encima de nuestras cabezas suspendido y pilotando algún tipo de nave. Estaba a la altura de un poste de alumbrado público, pero cuatro veces más grande, mil veces más brillante y flotando en la nada. Mi madre me cogió del brazo y me volvió a preguntar "¿Qué es eso?". Yo no tenía idea. ¿Un paracaídas? (por la forma era posible) tan cerca del suelo jamás. ¿Suspendido inmóvil?, imposible. No había vaivén, no se distinguía motor alguno, pero el ruido provenía de esta cosa. ¿Qué es? ¿Qué quiere? Como buena hija de mi generación sabía que si era lo que no me atrevía a decir en voz alta (ovn...) lo que estaba pasando podría ser extremadamente peligroso. Cualquier movimiento debía ser muy bien calculado.

"No te muevas" fue lo único que atiné a decirle a mi madre luego de varios minutos. Quise probar dar un paso y al hacerlo el objeto se alejó un poco. Queríamos despertar a todos pero mi abuela estaba enferma, mi tía madrugaba al día siguiente, mi hermanita pequeña se asustaría mucho, etc. Además según veíamos, cada paso que intentábamos dar "asustaba" al frijol radiactivo que nos iluminaba. Queríamos desesperadamente que alguien más lo viera, despertar al barrio entero, llamar a la prensa, a la policía, cualquier forma de compartir la experiencia con alguien más para que no nos tacharan de locas. En una época en que las cámaras fotográficas aún no recibían llamadas como hoy en día, yo solo disponía de una cámara Kodak analógica que siempre llevaba cargada con un rollo de 24 fotos. Cuando descarté el llamar a alguien más para presenciar al objeto, recordé la cámara en mi habitación. Dudé en ir a buscarla. Si esto era lo que parecía ser, tal vez no les hiciera gracia que les sacara una foto con flash, o dos o diez. Temí quedar evaporizadas por algún centello o terminar siendo abducidas. Moverme e ir a por mi cámara representaría un gran acto de valor. Mi corazón parecía querer salirse de mi pecho. Fue en el mismo segundo que lo pensé y que visualicé mi cámara dentro de mi habitación, que el objeto se empezó a alejar. Ya no estaba a la altura de un poste de alumbrado, ya se veía a la altura de un edificio de 6 pisos. El zumbido en los oídos se desvanecía, el objeto se iba con velocidad con dirección a la calle Berlín. 

Mi madre había permanecido inmóvil como yo, pero al verlo irse las dos corrimos por la casa hasta alcanzar la puerta de la calle. Yo corrí en pijama hasta la esquina, el objeto ya era tan pequeño como la luna en cuarto menguante, luego más pequeño como un avión comercial cruzando el firmamento. Hasta que finalmente desapareció.

"¡Se ha ido hacia el parque Kennedy!" le dije. No me había dado cuenta de que estaba temblando, la voz se me entrecortaba y me resistía a creer que hubiéramos visto un OVNI en todo el sentido de la definición.

Entramos en casa, no queríamos despertar a nadie así que fuimos a mi dormitorio a tratar de ordenar las escenas que acabábamos de presenciar. Mi madre me contó como fue que empezó todo, el ruido en su habitación, luego encima del techo, la luz casi sobre su cabeza cuando salió hacia el patio. Sus reparos en despertarme y su miedo absoluto a no tener ningún testigo de lo que estaba viendo.

Han pasado casi veinte años de esto. Nadie más vió nada esa noche. Esperamos las noticias al día siguiente con la esperanza de que alguien mencionara algo, pero nunca pasó. Después de tantos años, cuando alguien saca el tema OVNI o vemos alguna noticia sobre algún acontecimiento fantástico, mi madre y yo cruzamos miradas cómplices mientras compartimos una sonrisa.

Lo que sea que fuera ese objeto, siempre me quedará la incógnita de qué fue buscar a mi casa, por qué se posó sobre mi patio, porqué permitió que lo observáramos y si logró su objetivo, sea cual haya sido.



sábado, 13 de agosto de 2016

Ni una menos vs. Nadie menos


Hace unos días vi en las noticias que el loco calato* que arrastró de los pelos a su enamorada en un hotel de la ciudad de Ayacucho salió libre gracias al fallo de una jueza (mujer se entiende). Días después ocurrió que otro hombre, que reventó a golpes a su mujer con un ladrillo por ponerle mucho picante a la comida, quedó en libertad porque la víctima retiró los cargos, ¿la razón? Ella dice que no puede quedarse sola con cinco hijos, que lo necesita. 


Me pregunto si algo tendrá que ver en su actitud que la gente tararee en el transporte público canciones como:
"sácame la vuelta pero no me dejes...
Unos me dicen pisada,
otros me dicen que tonta,
pero eso a quien le importa,
si todo es por amor. "

(Youtube: LLEVAME CONTIGO - CORAZON SERRANO)

éxito musical compuesto e interpretado por una mujer. Así como era mujer la malamadre que mató a sus dos hijitos varones dándoles gaseosa con raticida por un ataque de celos hacia la pareja infiel. Viene a mi mente también la pobre niña Pierina, asesinada luego de agonizar en un colchón sucio en el piso luego de ser violada con un palo de escoba y tener los labios cocidos, todo perpetrado por su propia madre. Para mi desde luego ese es el caso más macabro de violencia doméstica en la historia de nuestro país. Y por más que trato de ver estos ejemplos desde todos los ángulos, no logro ni echarle la culpa exclusiva de la violencia al sexo masculino ni ver a la mujer como víctima. En todo caso hay un empate técnico que nos dice que ambos sexos son capaces de cometer aberraciones como estas sin distinción. ¿Será porque ambos somos humanos? Duuh...
La ideología de género afirma que al no nombrar literalmente a un grupo humano, se lo está excluyendo e invisibilizando. Por ello han desatado la detestable moda de hablar usando "las y los...", "ciudadanas y ciudadanos", etc. (no vaya a ser que una escuche "todos los peruanos tienen derecho a recibir 10mil soles" y se sienta excluida). Sin embargo existen instituciones públicas donde -en teoría- podemos acudir todos los que somos víctimas de la violencia sin distinción de sexo: Los famosos CEM - Centros de Emergencia Mujer cuyo nombrecito el estado no considera sin embargo que "invisibilize" al hombre, a pesar pesar de que el 12% de las víctimas que acuden ahí por ayuda son varones (Ver cuadro).
Casos atendidos por los CEM según sexo de las víctimas

Otro argumento feminista dice que se ha normalizado la violencia hacia la mujer gracias a los mensajes que lanzan los medios de comunicación. Sin embargo estoy viendo un capítulo de mi serie favorita donde la actriz Teri Hatcher le da un rodillazo en los testículos a un personaje masculino que boicoteó sus planes, todo en un contexto de la trama que te dice "Bien hecho, se lo merecía". O vayamos al recentísimo anuncio de FIAT donde golpear a la pareja sentimental simboliza empoderamiento en estado puro si la agresora es una mujer. Haz un ejercicio mental e imagina que los sexos se invirtieran en esa publicidad:



Hoy se realizará en Lima la marcha ‪#‎Niunamenos‬ en contra de la violencia contra la mujer, evento calcado al milímetro de aquella nefasta marcha en Argentina donde se usó como caballo de Troya un fenómeno tan lamentable como la violencia doméstica para desmenuzarlo de manera unidireccional y por sexo, y que sólo sirvió de excusa para que los lobbies feministas y abortistas mostraran las tetas con frases instigadoras a la violencia como "muerte al machote" o "verga violadora a la licuadora", sin contar con el clásico "críalo marica" dirigido a todas las madres de varones. Todo ello en el contexto de la apología al aborto libre, práctica infame en el que el 50% de los seres humanos asesinados serán bebés hembras.

Ni una Menos - Argentina
En un país como el Perú donde más del 20% de la población padece alguna enfermedad mental, las razones de tanta violencia entre personas con lazos de afinidad y consanguinidad deberían buscarse por otro lado, sin victimismos, sin clichés y sin sexismo. Sí, sexismo que pone siempre como maltratador a una figura masculina y víctima a una figura femenina. Imaginemos cuantos niños masacrados a diario por sus madres reciben el mensaje en figuritas impresas por el Ministerio de la Mujer (y "poblaciones vulnerables", por si alguien duda de que somos intrínsecamente débiles) donde se ve la figura femenina victimizada y al hombre con el puño en alto:

El Ministerio de la Mujer y su propaganda por la igualdad

Por esta y muchas cosas más es que NO APOYO la iniciativa "Ni una Menos". Creo firmemente que las agresiones contra la integridad y dignidad de las mujeres, los niños, los hombres, los ancianos y los seres humanos por nacer, en nuestro país y el mundo entero, no parten de una lucha de sexos ni de un siniestro plan "patriarcal" tejido en las sombras tal como lo afirman las feministas. Proviene en gran parte de la baja autoestima, de la ignorancia supina y de la pérdida del valor a la vida. Sumado todo esto a un sistema judicial que no le hace ni le ha hecho nunca justicia a ningún peruano (o peruana).

Por último, soy mujer y por lo tanto:
- No, no pertenezco a un grupo "vulnerable". Tengo la misma capacidad que cualquier ser humano de aprender algún arte de defensa que me haga tan letal como me lo proponga.
- No, no necesito una cuota de género para obtener el puesto de trabajo o la plaza académica por la que compito con otras personas. Para eso tengo mis aptitudes académicas e intelectuales. No necesito de ayuditas por ser del sexo que soy, eso me ofende.
- No, no necesito un ministerio especializado que se haga cargo de mis problemas sociales exclusivamente por mi género. Ser mujer no define la naturaleza de mis problemas ni me pone automáticamente en el bando de las víctimas. Exijo que el aparato judicial de mi país sea eficiente y preocupado para todos los ciudadanos por igual.
- No, no necesito que inventen una figura delictiva especial para mí. Soy parte del género humano en igualdad con el varón, por ello si me asesinan será un HOMICIDIO, no un "feminicido". Necesito que las leyes ya existentes y sus agravantes, que castigan los actos contra la vida de cualquier persona, sin distinción de sexo, se cumplan eficazmente para que los homicidas paguen como es debido.
- No, no soy una víctima de los hombres ni del llamado "patriarcado". Soy víctima de una sociedad que arrastra taras mentales y violencia en todas sus formas, y cuyos artífices son tanto hombres como mujeres. Exijo políticas de salud mental que satisfagan a un país de 30 millones de habitantes.
- No, no necesito el aborto libre subvencionado y despenalizado por el estado. Exijo que esos recursos pensados para el fin de terminar con una vida se usen para salvarla y darle la oportunidad de una familia optimizando las leyes de adopción, invirtiendo en albergues y orfanatos donde la dignidad de esos niños que aguardan por una familia sea respetada.
- No, no soy una víctima ni una especie aparte. Soy la mitad de la población humana de este planeta. Tengo tanta responsabilidad como el varón de lo bueno y lo malo que le pasa al mundo
- Y no, no soy feminista.

#NadieMenos

jueves, 18 de febrero de 2016

De picarones y otras yerbas

Vamos a ver, haré esto rápido y sin dolor: Quienes me conocen saben que nunca defenderé la apropiación ilícita y maliciosa de nuestro patrimonio. Que esto ha sucedido y aun sucede no lo niego. Sin embargo eso no quita reconocer que algunas reacciones de indignación ante supuestos plagios culturales responden a una suerte de chovinismo exacerbado que se ha ido desarrollando en las últimas décadas en el Perú,

sábado, 27 de junio de 2015

Matrimonio postmoderno: Del "trozo de papel" al "triunfo del amor"


Me resulta cuanto menos curioso el nivel de manipulación en el que las masas han caído, siendo llevadas de un extremo a otro del espectro de opinión casi para cualquier cosa.


Vamos a analizarlo: somos de una generación que creció bombardeada por la ruptura de los tabús sexuales y de las relaciones personales. A muchos de la generación X les sonará familiar la frase "el matrimonio es solo un trozo de papel". Yo personalmente la escuché durante toda mi infancia/adolescencia en los medios, en las series de TV, en las películas, en declaraciones de famosos, en los estilos de vida de los más admirados iconos de la cultura pop, etc. Los mismos que nos vendían el sexo premarital como algo, ya no normal, sino necesario si querías conocer en toda su plenitud a tu potencial media naranja. La convivencia "sin ataduras" como símil del matrimonio, el menosprecio a ese "trozo de papel" cuya importancia solo defendían nuestras madres, los viejos amargados y los cucufatos conservadores. Crecí bombardeada por ese mensaje, subliminal algunas veces, directo otras tantas; rodeada de las opiniones de mis contemporáneos en la universidad, en los trabajos, en mi círculo de amigos. Ya desde aquellos tiempos me parecía que el mensaje de "amor libre" y del matrimonio=simple-trozo-de-papel era repetido más por moda que por convicción. Vamos, que lo decía gente que venía de hogares funcionales de padres casados y amorosos, que tenían la prueba en mano de que no era un modelo estéril o desfasado. Por eso quienes caían en la manipulación sin el menor margen de reflexión, eran a mi vista una suerte de borregos repitiendo el mantra de turno: "El matrimonio es solo un trozo de papel", "un trozo de papel no define lo que siento por él/ella", etc. Eran tiempos en los que los mismos conceptos de "matrimonio" y "familia" aun gozaban de cierta estructura. Que tiempos...

Ahora veo, sin sorpresa alguna lamentablemente, que la manipulación subliminal dio un paso más, y que esas mismas voces liberales, otrora defensoras del "amor sin ataduras", del "amor fuera de convencionalismos obsoletos" y despreciativas de esa "institución prescindible" para el amor llamada Matrimonio (tradicional), celebran hoy frenéticamente la legalización del acceso a ese mismísimo "trozo de papel" para todos. Ahora proclaman a los cuatro vientos que "triunfó el amor" (Love wins) por tener acceso a eso que antes definían como "modelo desfasado y conservador" y que hasta hace solo una década atrás, atacaban furibundamente.


Por otro lado, ¿Lo soñé o hasta hace 48 horas, EE.UU (su gobierno, su pueblo, sus instituciones, etc.) era considerado por progres, caviares y rojimios como el blanco de protesta Nro. 1, la personificación del Anticristo (laico por supuesto), el Leviatán unipolar bajo cuya sombra todos estamos sometidos? 

Sin embargo bastó que su Tribunal Supremo impusiera la obligatoriedad de la legalización de las uniones del mismo sexo, para que ese mismo EE.UU. sea hoy el nuevo héroe postmoderno y Obama merezca nuevamente el premio nobel de la paz. Las banderas multicolores han salido a relucir en todas las redes y un aire de gozo se siente desde las masas anónimas, quienes se ven hoy en día defendiendo este sintético "matrimonio" gay como el "triunfo del amor", aspirando a que sus países sean como ese EE.UU., tan moderno, tolerante e igualitario. No importa que 11 millones de indocumentados sigan siendo ciudadanos de segunda categoría en ese mismo país, ni que el próximo candidato republicano quiera construir un muro en la frontera con México, ni que la mitad de los trabajadores norteamericanos no gocen de ningún tipo de cobertura sanitaria, ni nada de eso. El suspiro borreguil de hoy es "¡Ay EE.UU.!, ¡Quien pudiera ser como tú! ..."


Lo dicho, estamos viviendo en una era en la que ni siquiera las opiniones postmodernas tienen una base solida en sus defensores, y pueden ser llevadas a la contradicción en cuestión de horas. 

O estás a favor del matrimonio o estas en contra. O es solo "un trozo de papel" que no define el amor, o ese trozo de papel es el "triunfo del amor". Las dos cosas no pueden ser. Pero nadie se detiene a analizar este lavado de cerebro de alcance global, nadie se lo preguntará, o quien lo haga se quedará esperando las respuestas en vano. 

Tal como las ovejas que no saben nada sino seguir las indicaciones del pastor de turno, sea que se las lleve a comer o al matadero. Solo sabrán decir beeee beee beee.



lunes, 26 de enero de 2015

Se derogó la ley del Régimen Laboral Juvenil... ¿Y que?

Y se derogó la Ley del Régimen Laboral Juvenil, alias "Ley Pulpín"... Una ley, para que mis lectores internacionales se sitúen, que se dio en el congreso peruano a finales del año 2014 para "motivar" en las empresas privadas la contratación de jóvenes entre 18 y 25 años, a modo de "régimen especial" que los dejaba sin una serie de beneficios laborales. 
Yo me pregunto: si fue tan mala, ¿por qué se aprobó en primer lugar?, y si era tan buena ¿por qué entonces se derogó? Sobre todo considerando el hecho de que buena parte de los congresistas que hoy votaron a favor de la derogatoria, habían previamente levantado la mano para su aprobación ¿Extraño, no? ¿Nuestro orden legislativo depende de la bulla que hace la gente en la calle? ¿Puede más el terror al vacío de votos en las próximas elecciones, que al sentido común de 130 legisladores? (Y por favor, lo de "sentido común" es sólo una licencia, se muy bien de que pie cojean nuestros "padres de la plata").
Más allá de los motivos, esta maleabilidad en las decisiones de los que se supone legislan nuestras vidas deja un sabor amargo y muy incómodo.
Pero al grano, mi opinión al respecto es la siguiente: La ley del régimen laboral juvenil NO estaba hecha para motivar la contratación de los jóvenes por parte de la empresa privada, sino que estaba hecha para motivar a los empresarios a DEJAR DE VIOLAR la ley del Régimen Laboral General Peruano, lo que la hacía doblemente obsoleta. ¿O acaso alguien de buena fe en verdad cree que los millones de jóvenes oficialmente desempleados, en verdad lo están? (Lo dice alguien que ha trabajado desde que tenía 16 años y conoce la realidad de este país de cabo a rabo). Pocas veces he visto en el Perú a gente de 17 a 25 años sin hacer alguna actividad remunerada, a menos que pertenezcan a un estrato social que pueda permitírselo. Señores, por favor, los jóvenes no están desempleados ¡están atrapados en el Leviatán de la informalidad peruana! ¡Aquí el que gana más es el que más vuelta le saca a la ley! ¿Y eso lo quieren solucionar con otra ley? Cuántas empresas informales verán como "motivación" el pagar menos impuesto a la renta ¡¡cuando nunca lo han pagado!!

Para ser justos, no es algo que se encasille en determinado "estrato" de empresa. Veo a diario a "mypes" o "pymes" que se asfixian en una burocracia asquerosa por mantener a sus escasos trabajadores en planilla a la vez que veo grandes empresas que tienen a medio personal cobrando con recibos por honorarios. Ya ni hablar de la sacada de vuelta que hace el mismísimo gobierno con el régimen "CAS". ¿O no se acuerdan que hasta el año 2012 más de la mitad de la fuerza laboral del estado no gozaba ni siquiera de la posibilidad de tener ESSALUD? Y es que el problema no son las leyes ni la falta de ellas, sino que en este país a la gente no le da miedo incumplirlas. El Régimen general podrá no ser perfecto, podrá ser mejorable hasta el infinito, pero mientras nadie tenga la voluntad política de hacerlo cumplir, con sanciones durísimas y cárcel de por medio; y mientras las políticas laborales peruanas las siga dictando la Cámara de Comercio o la SNI, nada va a cambiar. Con "Ley Pulpín" o sin ella, los jóvenes, adultos y viejos seguirán siendo explotados, subcontratados, estafados y presionados para aguantar condiciones laborales que no se ajustan a lo que la ley exige de quienes crean empleo. 
Es como si quisiéramos solucionar el problema del transporte público dando leyes que "motiven" a los choferes de combis a cumplir con el Reglamento de Tránsito. ¿Se imaginan a Orión cobrando una subvención de gasolina por haber respetado la luz roja? ¿Por haber atropellado menos? Pues lo mismo con nuestra realidad laboral y la "Ley Pulpín".

La mediocridad de los que salieron a protestar contra esta ley caerá por su propio peso. Ahora
celebran como quien derrumba el ultimo bloque del muro de Berlín, pero lo cierto es que el 70% de la fuerza laboral peruana trabaja y cobra en la absoluta informalidad. Sin embargo nunca los hemos visto (ni los veremos jamás) protestando ante la SUNAT exigiendo mayor fiscalización de los vendedores ambulantes, o tomando las calles rumbo al congreso clamando por una ley que encarcele a los quioscos donde sacan las fotocopias ilegales con las que estudian. ¿Disciplinarse? ¿Hacer mea culpa? ¿Ver la suma de errores con la que contribuimos a este sistema fallido? ¡Ni hablar! No hay protestas más allá de las que tocan nuestros bolsillos, o de las que están de moda. ¿Voluntad de hacer cumplir las leyes? Menos. Ni de los de arriba ni de los de abajo. Solo hay cálculo político y cálculo de votos, cálculo de sueldos y cálculo de "grati". 

Entendamos de una vez que ser popular y ser eficiente casi nunca van de la mano en democracia, y los políticos lo saben muy bien. Y lo más triste es que es el propio pueblo, cegado por la ficción de la representatividad, el que pone esas reglas del juego. La casta política solo baila al ritmo de la música que les tocamos. Pero claro, siempre será más cómodo autoengañarnos y sentarnos a esperar el estado de bienestar que tanto envidiamos de otros lares. O siempre le podremos echar la culpa a España por llevarse menos oro que Antamina hace 300 años. ¿Nuestra culpa? Jamás.

Más información:



martes, 14 de octubre de 2014

Historia del Ecuador para tontos - Francisco Nuñez del Arco, historiador.

Imperdible artículo del historiador ecuatoriano Francisco Nuñez del Arco. Pasen y lean:

Historia del Ecuador para tontos
La leyenda cuenta que…
- ¡Perdón! La historia dice que durante milenios las comunidades aborígenes del territorio del actual Ecuador prehispánico vivieron en perfecta y sacrosanta armonía con su entorno y entre ellos, es decir no existía nada malo, eran seres prácticamente perfectos ajenos a los errores y vicios modernos, eran buenos salvajes o mejor, eran ángeles. También cuenta que...
Sigue: http://coterraneus.wordpress.com/2012/11/20/historia-del-ecuador-para-tontos/ 

martes, 7 de octubre de 2014

De animales y animalistas

Una vez leí que todas las hormigas del planeta tienen el mismo peso que la humanidad entera, y que si desaparecieran, el daño ecológico que causaría su ausencia sería cercano a la extinción. Si analizamos fríamente la causalidad de nuestros hábitos como especie humana y cómo estos han afectado al planeta, veremos que esta premisa puede encerrar mucho de verdad. Por eso considero que el respeto a la naturaleza y a los ecosistemas (como expresión de la perfecta creación divina) debe primar por sobre el mero afán de lucro de la explotación desmesurada, no sustentable y altamente nociva de nuestras sociedades industrializadas . 

Al leer sobre las hormigas y nuestra dependencia hacia su papel en nuestro ecosistema se me vienen a la mente los pesticidas que dañan irreparablemente la poblaciones de abejas y otros bichos sobre los que se sustenta el equilibrio natural del que dependemos todos, vivamos en el campo o en la ciudad, amén del riesgo que implica la contaminación de los alimentos impregnados por estos agentes tóxicos. Así que tengan por seguro que seré la primera en oponerme a que desaparezcan hormigas, arañas o cucarachas si eso implica dañar el medio ambiente de forma irreparable. Estas y otras inquietudes maduradas a convicciones, es lo que yo entiendo como ser consecuente con la naturaleza y es lo que considero que significa ser ecologista.

Dicho esto, si encuentro una hormiga o una mosca en mi comida, la mataré. Si cuatro troncos me sirven para construir una casa, dispondré de ellos de forma sustentable. Si los animales sirven de alimento para mi y mi familia, los criaré para tal fin. Si me dan a elegir entre un sistema económico que me permita autosustentarme y otro que me permita tener dinero en la cartera para comprar carne sacrificada en masa en un supermercado, pues elegiré lo primero siempre, aunque implique mayor esfuerzo y sudor. Lo que jamás pasará es que llegue a considerar que un gato o un perro son iguales a un bebé o pueden reemplazar a una familia. O que se dude del valor del ser humano o se lo ponga al mismo nivel de una mascota. Si un animalito cae a un río, probablemente sea la primera en lanzarme para intentar salvarlo, pero si tengo que decidir entre el animal y un ser humano, no dudaré sobre a quien salvar primero. 

Hoy en España un perro de nombre "Excalibur",cuya dueña es el primer caso confirmado de ébola contagiado en la península, enfrenta una muerte inminente. Las autoridades han ordenado como medida preventiva su sacrificio para evitar la expansión del virus, pues estuvo en contacto estrecho y directo con la infectada. La medida tal vez sea desesperada ante la falla garrafal de los protocolos sanitarios que hicieron que un personal de salud se contagie. Habrá quien diga que el pobre perro merece un análisis, una cuarentena, una oportunidad, etc. pero lo real es que lo que está en juego es arriesgarse con un virus que ciertamente se transmite a los animales (Monos y cerdos confirmados) y que estos a su vez contagian a otros ¿O es que el virus apareció en el paciente cero por creación espontánea? Está claro que no fueron suficientes las precauciones en los seres humanos ¿Y vamos a arriesgar por una mascota? ¿Dónde está la objetividad científica? ¿El raciocinio? Y luego los creyentes somos catalogados de fanáticos irracionales...

Ante la negligencia que ha permitido la expansión del "virus más letal de la historia" lo más lógico para una mente racional es no correr más riesgos, mucho menos por un animal. Pragmatismo que desespera a más de un "animalista" (así, entre comillas) que a estas horas sigue en pie formando cadena humana frente al apartamento donde Excalibur espera su suerte. Una página de Facebook logró en 5 horas 49,000 seguidores defendiendo al pobre animalito. Se han iniciado colectas de firmas en las redes, los mensajes de apoyo son incalculables, las publicaciones de personas al borde de la desesperación y angustia por el derecho a la vida de este "ser vivo" rayan lo absurdo, sobre todo viniendo en muchos casos de gente que apoya el asesinato de otros seres vivos (bebés humanos para mayor referencia) en los vientres.

Llevarles la contraria o intentar llamarlos a la calma y a pensar objetivamente es sinónimo de recibir insultos, amenazas y burlas en un nivel de intolerancia digno de las histerias colectivas totalitarias. El motivo del presente artículo es que he sido testigo del odio y furia de gente que se dice "animalista" y que pide dignidad y derecho a la vida para los animales mientras no dudan en insultar, atacar, amenazar y desear la muerte en el matadero a los que decían en cuatro palabras lo que yo aquí expongo. Pocas veces he encontrado más incoherencia entre los que dicen defender una noble causa. 

Lo triste de esta clase de comentarios es que no dejan de tener razón en que los animales disfrutan de tantos derechos (o tan pocos, como quiera verse), como los que tiene un ser humano, sobre todo si está en el vientre materno.
Tolerancia "animalista". Porque todos los seres vivos tienen derecho a la vida, menos los que no piensen como ellos.

A modo de conclusión: Disculpen si al ver a un perrito solo llego a ver eso, un perrito. Lindo, fiel y gracioso, pero siempre un animal, no un hijo-mascota por el que desesperarme mientras tantos bebés humanos en el planeta no tienen ni la mitad de los servicios y comodidades que los animales-adorno de las modernas sociedades occidentales. 

Sufro por Excalibur. Su suerte, y la de su dueña, son fruto de la ineptitud de los que mandan. Es triste y dos vidas corren peligro, mas no son dos vidas las que merecen los mismos cuidados ni los mismos derechos. Mientras los niños en los comedores se pelean por una plaza que les asegure al menos una comida al día, Excalibur fue dejada con 15 kilos de comida para perros y una tina llena de agua limpia. Mientras se exige para Excalibur la cuarentena y todos los exámenes que descarten su diagnóstico, hay muchas madres que no comerán esta noche para pagar el copago de la sanidad en la consulta de sus hijos mañana. 

Disculpen pero una cosa es querer a los animales, y otra querer que nos traten como ellos. No cuenten conmigo para ello.