miércoles, 30 de enero de 2013



Solitaria contradicción

Desfalleciendo en una luminosidad que me ciega más que las tinieblas.
No logro encontrarme ni perderme. 
El mayor vacío no es el desposeer
Sino poseer y aun así no sentir nada conmigo.


Creer saber y saber creer nunca concilian la sola senda.
Hoy ego y espectro son un ser perenne
Sumido en la más profunda tristeza
Que muestra no obstante un rostro alegre.


Aunque necias manos quieran quitar mi inexistente venda
Mi rumbo fielmente seguiré
pues el no encontrarme no implica desconocerme
y el perdida estar no significa no saber a dónde ir.


lunes, 21 de enero de 2013

Las Leyes de Chio.... porque no todo debe ser política



"Las Leyes de Chío" son una serie de reflexiones sobre las relaciones interpersonales y la eterna lucha de lo masculino y femenino. Todas son conclusiones salidas de conversaciones, probadas y corroboradas por la experiencia (personal o de terceros) y considero que no hay mujer que no se sienta identificada con al menos una de ellas. He aqui una compilación rápida de las mismas hecha por esta servidora:



1era. Ley de Chio: Los hombres simples tienes vidas complicadas y los complicados tienen vidas simples.

No hay personas perfectas, solo hay grados de imperfección. Lo difícil de llevar una relación no son las complicaciones de las circunstancias externas, sino las del propio carácter que vuelve lo más simple en cuestión de estado. No hay hombre despreocupado que no cargue tras de sí una familia rara, una madre posesiva, un trabajo absorbente, una ex obsesiva, etc., etc. Ni hay hombre con una vida tan soberanamente complicada que no busque la serenidad y paz interior en su propio ser. En las mujeres también pasa otro tanto pero en hombres hablamos de una Ley. ¡A decidirse chicas!


2da. Ley de Chio: Jamás discutas con un hombre si acaba de comer, de beber o de hacer el amor. No ganarás.

Son las  motivaciones más comunes que un hombre tiene para escuchar y reflexionar sobre el tema en discordia con su mujer. Salir cuanto antes del lío para poder cenar, salir por unos tragos o tener un poco de acción romántica hacen que las peleas sean rápidas y con resultado favorable al sexo femenino, pero entrar en una discusión cuando el macho ya se encuentra satisfecho en estas necesidades sociales y físicas (Y por lo tanto no tiene nada que perder) es casi como pelear con una congénere. Cuidado.


3era Ley de Chio: Cuando crees que ya encontraste a tu príncipe azul, resulta que él encontró a su princesa antes (Y no eres tú).

Siempre veremos el jardín del vecino más verde que el nuestro. Y es que nuestro gran problema es que queremos ser cada vez más parecidas a los hombres aún en nuestras estrategias para conseguir novio/pareja/peor es nada. Si seguimos la estrategia masculina y empezamos a ver primero el físico de cada galán que se nos cruce en la calle, en las reuniones sociales o en la oficina, la estadística nos jugará siempre en contra, pues dos de cada tres solteros mas o menos aceptables en cuanto a físico ya tiene dueña.


4ta. Ley de Chio: El interés de un hombre en ti es inversamente proporcional a la atención que le prestas.

El homo sapiens en sus inicios dividió las funciones sociales de su quehacer diario de tal forma que el hombre-cazador era quien proporcionaba el sustento a la mujer-madre-ama de casa. Este instinto cazador luego de un millón de años, sigue manejando las acciones de la mayoría de hombres. La atención que le presten a su presa y el grado de dificultad que implique cazarla es toda una reafirmación de su virilidad. Un cervatillo corriendo detrás de su cazador en cambio, le quita todo el interés al arte de la caza. Volvámonos una presa difícil y escurridiza.


5ta. Ley de Chio: Si puedes entenderlo, medirlo, evadirlo, razonarlo, agendarlo o postergarlo entonces no es amor.

Ya lo decía el padre fundador de la medicina clásica Hipócrates: "La fiebre de la enfermedad la provoca el propio cuerpo; la fiebre del amor el cuerpo del otro". Razonar un sentimiento es finalmente negarlo. Deja la lógica para los negocios, después de todo dicen que el amor es el peor de todos. 

6ta Ley de Chío: Lo difícil de tener un "amigo con derecho" es no poder descartar ese derecho sin perder al amigo y viceversa.


Aceptémoslo. La forma cóncava y convexa de los géneros humanos hacen que la atracción natural busque el encaje perfecto de nuestras piezas. La amistad es el amor razonado que mientras siga siendo eso, razón, no llegará a mayores. Pero si mezclas la lógica de la amistad con las feromonas del deseo, te encontrarás en una paradoja emocional que se volverá un círculo vicioso, y al querer romperlo dejarás de satisfacer tu naturaleza instintiva o tu naturaleza racional. 

‎7ma. Ley de Chio: La inteligencia es como la obesidad. En un hombre es de esperarse, en una mujer es de evitarse.


Es parte de su función paternalista. Hasta hace menos de un siglo las mujeres no podíamos votar por ser consideradas en la edad mental de un pre-puber. A pesar de haber demostrado ampliamente nuestro potencial intelectual en igual capacidad de la del hombre, no podemos dejar de despertar en él un recelo que mella su autoestima y su capacidad de proteger y enseñar a su mujer. Esto queridas sólo lo curará el tiempo y la evolución.

8va. Ley de Chio: El sentido de competencia en un hombre es tan inherente a su naturaleza como el drama lo es para la mujer.

Como ya vimos en la 4ta Ley de Chio, la naturaleza del macho humano es la del cazador. Pero al ser un ente gregario, el cazador no estaba solo. Tenía competencia en un medio con pocas presas y mucha hambre. La testosterona le manda combatir, competir y ganar. Su especie depende de eso y la hembra espera en la cueva al cazador con más comida.


9na. Ley de Chio: Un compromiso de más de 6 años terminará en divorcio antes que en matrimonio.


El matrimonio es el inicio de una vida en común, de volverse un solo ente para encaminar un proyecto de vida. Este proyecto se encamina con tiempo, nada más. Si antepones el tiempo al proyecto, terminarás viendo que no era lo grandioso que habías planeado, y te habrás desgastado tanto que no quedarán fuerzas para superar los retos de una vida en común, o te parecerá más de lo mismo, un continuismo de la rutina de siempre. Tampoco significa que una deba casarse con el que acabas de conocer, pero no des tantas largas a un sentimiento, el exceso de expectativa lo terminará matando.