sábado, 27 de junio de 2015

Matrimonio postmoderno: Del "trozo de papel" al "triunfo del amor"


Me resulta cuanto menos curioso el nivel de manipulación en el que las masas han caído, siendo llevadas de un extremo a otro del espectro de opinión casi para cualquier cosa.


Vamos a analizarlo: somos de una generación que creció bombardeada por la ruptura de los tabús sexuales y de las relaciones personales. A muchos de la generación X les sonará familiar la frase "el matrimonio es solo un trozo de papel". Yo personalmente la escuché durante toda mi infancia/adolescencia en los medios, en las series de TV, en las películas, en declaraciones de famosos, en los estilos de vida de los más admirados iconos de la cultura pop, etc. Los mismos que nos vendían el sexo premarital como algo, ya no normal, sino necesario si querías conocer en toda su plenitud a tu potencial media naranja. La convivencia "sin ataduras" como símil del matrimonio, el menosprecio a ese "trozo de papel" cuya importancia solo defendían nuestras madres, los viejos amargados y los cucufatos conservadores. Crecí bombardeada por ese mensaje, subliminal algunas veces, directo otras tantas; rodeada de las opiniones de mis contemporáneos en la universidad, en los trabajos, en mi círculo de amigos. Ya desde aquellos tiempos me parecía que el mensaje de "amor libre" y del matrimonio=simple-trozo-de-papel era repetido más por moda que por convicción. Vamos, que lo decía gente que venía de hogares funcionales de padres casados y amorosos, que tenían la prueba en mano de que no era un modelo estéril o desfasado. Por eso quienes caían en la manipulación sin el menor margen de reflexión, eran a mi vista una suerte de borregos repitiendo el mantra de turno: "El matrimonio es solo un trozo de papel", "un trozo de papel no define lo que siento por él/ella", etc. Eran tiempos en los que los mismos conceptos de "matrimonio" y "familia" aun gozaban de cierta estructura. Que tiempos...

Ahora veo, sin sorpresa alguna lamentablemente, que la manipulación subliminal dio un paso más, y que esas mismas voces liberales, otrora defensoras del "amor sin ataduras", del "amor fuera de convencionalismos obsoletos" y despreciativas de esa "institución prescindible" para el amor llamada Matrimonio (tradicional), celebran hoy frenéticamente la legalización del acceso a ese mismísimo "trozo de papel" para todos. Ahora proclaman a los cuatro vientos que "triunfó el amor" (Love wins) por tener acceso a eso que antes definían como "modelo desfasado y conservador" y que hasta hace solo una década atrás, atacaban furibundamente.


Por otro lado, ¿Lo soñé o hasta hace 48 horas, EE.UU (su gobierno, su pueblo, sus instituciones, etc.) era considerado por progres, caviares y rojimios como el blanco de protesta Nro. 1, la personificación del Anticristo (laico por supuesto), el Leviatán unipolar bajo cuya sombra todos estamos sometidos? 

Sin embargo bastó que su Tribunal Supremo impusiera la obligatoriedad de la legalización de las uniones del mismo sexo, para que ese mismo EE.UU. sea hoy el nuevo héroe postmoderno y Obama merezca nuevamente el premio nobel de la paz. Las banderas multicolores han salido a relucir en todas las redes y un aire de gozo se siente desde las masas anónimas, quienes se ven hoy en día defendiendo este sintético "matrimonio" gay como el "triunfo del amor", aspirando a que sus países sean como ese EE.UU., tan moderno, tolerante e igualitario. No importa que 11 millones de indocumentados sigan siendo ciudadanos de segunda categoría en ese mismo país, ni que el próximo candidato republicano quiera construir un muro en la frontera con México, ni que la mitad de los trabajadores norteamericanos no gocen de ningún tipo de cobertura sanitaria, ni nada de eso. El suspiro borreguil de hoy es "¡Ay EE.UU.!, ¡Quien pudiera ser como tú! ..."


Lo dicho, estamos viviendo en una era en la que ni siquiera las opiniones postmodernas tienen una base solida en sus defensores, y pueden ser llevadas a la contradicción en cuestión de horas. 

O estás a favor del matrimonio o estas en contra. O es solo "un trozo de papel" que no define el amor, o ese trozo de papel es el "triunfo del amor". Las dos cosas no pueden ser. Pero nadie se detiene a analizar este lavado de cerebro de alcance global, nadie se lo preguntará, o quien lo haga se quedará esperando las respuestas en vano. 

Tal como las ovejas que no saben nada sino seguir las indicaciones del pastor de turno, sea que se las lleve a comer o al matadero. Solo sabrán decir beeee beee beee.



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